Una de las primeras voluntades de una mujer o una pareja embarazadas es confirmar los mejores presagios. Pese a que las pruebas de embarazo muestran fiabilidad, las buenas noticias se confirman tras llevar a cabo la primera ecografía del embarazo.
Y el sentimiento general es, por supuesto, que cuanto antes se haga oficial, mejor. Y no solo eso, también se busca la tranquilidad, salir de toda duda y comprobar que el feto prosigue su gestación con normalidad.
Claro está que todo esto no puede apreciarse en el primer momento, ya que debemos darle tiempo al embrión a desarrollarse mínimamente. Entonces, ¿cuándo?
La primera ecografía se lleva a cabo, generalmente, entre las semanas 6 y 12 de embarazo. Para el conteo se puede utilizar como referencia la fecha del test de embarazo. Pero, dado que se trata de un margen amplio, concretamente, de 6 semanas, existe una disparidad de opinión entre los médicos:
Algunos profesionales abogan por realizar la ecografía a las 6 semanas de embarazo, con tal de que la mujer tenga cuanto antes confirmado el embarazo. Otros, sin embargo, defienden hacerla a las 12 semanas, ya que así es posible ver el feto más desarrollado, comprobar su estado e incluso captar ciertos movimientos.
El objetivo principal de la primera ecografía es, además de confirmar el embarazo, asegurarse de que la implantación intrauterina es adecuada, que el feto está sano y la gestación está avanzando de una forma correcta.
Pero, en general, hay mucho que confirmar o desmentir en la primera ecografía. ¿Qué se observa en ella?
La ecografía es una técnica basada en la tecnología del ultrasonido. El ultrasonido está compuesto por ondas que, a través del vientre materno, pueden mostrar imágenes de lo que en él se aloja: en este caso, un bebé en plena gestación.
Este ultrasonido es comúnmente referido como sonograma, ultrasonograma o ecografía. Lo más importante de este método es que, al no contener radiación –como los rayos X, por ejemplo–, es totalmente seguro para la madre y el feto.
Además, la utilidad del ultrasonido en la ecografía no es solamente de observación. A partir de ella, el profesional médico es capaz de planificar una atención médica personalizada a cada madre, según las características del embrión, llegando a poder actuar incluso frente a contratiempos como la detección de una anomalía genética en el feto –la causante del síndrome de Down, por ejemplo– o prever posibles problemas en el parto.
Al permitir una visión precisa del feto e incluso una valoración sobre su estado de salud, el ultrasonido supone un gran avance científico en materia de reproducción. De ahí que su uso esté globalmente extendido y se haya convertido en el sistema más usado por las mujeres y parejas embarazadas.
Juno Genetics es uno de los laboratorios más importantes del mundo en el desarrollo del diagnóstico de la fecundación in vitro (FIV), las pruebas genéticas de preimplantación, la investigación y la formación.